Antología de Poesías Infantiles



ESTACIONES

Verano, verano,
manzana con gusano.

Primavera, primavera,
el gusano tiene galera.

Otoño, otoño,
la galera tiene un moño.

Invierno, invierno,
el moño es de trigo tierno.

María Elena Walsh




LA GALLINA PAPANATA

La gallina papanata,
puso un huevo en la canasta.
Puso uno, puso dos,
puso tres, puso cuatro,
puso cinco, puso seis.
puso siete, puso ocho,

Me despiertan a las ocho,
con un mate y un bizcocho.

Haydé G. de Guacci



 LA PATA METE LA PATA

 

La pata desplumada,
cua, cua, cua,
como es patosa,
cua, cua, cua,
ha metido la pata,
cua, cua, cua,
en una poza.

- ¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un Cerdito
vivito y guarreando,
con el barro de la poza,
el cerdito jugando.

El cerdito le dijo:
-Saca la pata,
pata hermosa.
Y la pata patera
le dio una rosa.

Por la granja pasean
comiendo higos.
¡El cerdito y la pata
se han hecho amigos!

Gloria Fuertes



LOS SUEÑOS DEL NARANJO

El naranjo
teje sueños
con sus gotas de azahar

La tarde lo mira
mira
y se pregunta
al pasar....

¿Cuántas naranjas
jugosas
de sus ramas
¿colgarán?

Inés de Cuevas



 EL SOL Y LA LUNA

El sol se llama Lorenzo
y la luna Catalina.
Andan siempre separados
por disgustos de familia.

El sol le dijo a la luna:
-no presumas demasiado
que tu vestido de plata
de limosna te lo he dado.

El sol le dijo a la luna:
-estoy peleado contigo.
Pasas la noche en la calle
con ladrones y bandidos.

 María Elena Walsh



 EL CARACOL MARTÍN

Una vez en mi jardín
pasó algo extraordinario:
se vio al caracol Martín
sentado leyendo el diario.

Le pregunté preocupada:
— Oiga señor, ¿qué le pasa?
Él me dijo tristemente:
— Aquí ando, buscando casa.

— ¿Qué ha pasado con la suya?
fue mi pregunta inmediata.
—La he perdido —dijo el pobre—.
¡Un auto casi me mata!

—No se aflija, Don Martín
le contestó mi hermanita
y en un momento le puso
sobre el lomo, una cajita.

Entonces el caracol
se fue a dormir muy contento
porque en lugar de una casa…
¡Tenía departamento!

María Alicia Esain



LA SILLA

Cuatro patas, cuatro patas
como tiene el elefante,
la silla tiene, y no tiene
su larga trompa colgante.

Cuatro patas, cuatro patas
tiene, que son de madera,
cuatro patas, y no corre
como el zorro y la pantera.

Cuatro patas, cuatro patas
con que el asiento recuadra,
la silla tiene, y el perro
pero la silla no ladra.

Cuatro patas, cuatro patas
-no dos, como tiene el pato-
tiene la silla, y la silla
no maúlla, como el gato.

Se está contra la pared
quietecita, quietecita,
o alrededor de la mesa
hace una ronda bonita.

Me siento sobre la silla
para coserme la ropa;
sobre la mesa sentada
corto el pan, tomo la sopa.

Enfrente tengo a mamá
y entra el sol por la ventana.
Sillas iguales, iguales
tienen todas mis hermanas.

 Alfonsina Storni



EL BURRO ENFERMO

A mi burro, a mi burro
le duele la cabeza,
el médico le ha puesto
una corbata negra.

A mi burro, a mi burro
le duele la garganta,
el médico le ha puesto
una corbata blanca.

A mi burro, a mi burro
le duelen las orejas,
el médico le ha puesto
una gorrita negra.

A mi burro, a mi burro
le duelen las pezuñas,
el médico le ha puesto
emplasto de lechugas.

A mi burro, a mi burro
le duele el corazón
el médico le ha dado
jarabe de limón.

A mi burro, a mi burro
ya no le duele nada
el médico le ha dado
jarabe de manzanas.

María Elena Walsh



 DON GATO

Estaba el señor Don Gato
sentadito en su tejado,
calzado de media blanca
y moñito colorado,

Cuando recibió noticias
que debía ser casado
con una gata montesa
sobrina de una gato pardo.

Don Gato de la alegría
se cayo tejado abajo
se rompió siete costillas
y la puntita del rabo.

Ya vienen a visitarlos
doctores y cirujanos.
Unos dicen: Bueno bueno …
Y otros dicen malo malo.

Que traigan al señor cura
para que confiese el Gato,
y que haga su testamento
por lo mucho que ha robado:
Cuatro quesos, dos morcillas
y un chorizo colorado.

 María Elena Walsh



CANCIÓN DEL ESTORNUDO

En la guerra le caía
mucha nieve en la nariz,
y Mambrú se entristecía.
Atchís.

Como estaba tan resfriado
disparaba su arcabuz
y salían estornudos.
Atchus.

En mitad de la batalla
se sonaba la nariz
con un pañuelito blanco.
Archís.

Con el frío y el es resfrío
le dio tanto patatús,
que al ratito pidió gancho.
Atchús.

Los soldados se sentaron
a la sombra de un fusil
a jugar a las barajas.
Atchís.

Mientas hasta la farmacia
galopando iba Mambrú
y el caballo estornudaba.
Atchús.

Le pusieron cataplasmas
de lechuga y aserrín,
y el termómetro en la oreja.
Atchís.

Se volcó en el uniforme
el jarabe de orozuz,
cuando el boticario dijo:
Atchús.

Le escribió muy afligido
una carta al rey Pepín,
con las últimas noticias,
Atchís.

Cuando el rey abrió la carta
la miró bien a trasluz,
y se contagió en seguida
Atchús.

“¡Que suspendan esa guerra!”
ordenaba el rey Pepín.
y la Reina interrumpía:
Atchís.

Se pusieron muy contentos
los soldados de Mambrú,
Y también los enemigos
Atchús.

A encontrarse con su esposa
Don Mambrú volvió a París.
Le dio un beso y ella dijo:
Atchís.

Es mejor la paz resfriada
que la guerra con salud.
Los dos bailan la gavota
Atchís.

 María Elena Walsh